CÓMO EVITAR QUE LAS EMOCIONES NEGATIVAS TE CONTROLEN
Días para no levantarse de la cama
Hoy es uno de esos días en que todo sale mal. Me peleo con mi pareja, no aparece mi cita, mi hija está especialmente gritona y exigente, no me concentro y pierdo mi valioso tiempo en tonterías, me miro en el espejo y me veo fatal…
¡En días así es mejor no levantarse!
Me siento nerviosa, enfadada, irritada con el mundo. Hoy no hablo con la gente, directamente les ladro. Son mis emociones negativas las que han tomado el control. Ahora sólo quiero tomar un poco el aire. Estar sola y no hablar con nadie.
¿Qué me pasa?
Salgo a la calle. Hace frío y sienta bien. Tomo aire y empiezo a caminar a paso ligero, deprisa, como si me persiguieran.
Mi mente sigue enfadada contándome sus razones para sentirme mal. Intento recordar cómo ha empezado el día. Y recuerdo que me desperté ya enfadada. Voy más atrás… ayer me metí en la cama nerviosa, agobiada. Preocupada por un problema que posiblemente aparecerá en mi futuro, que me preocupa, que hace saltar mis alarmas.
Ayer centré mi pensamiento en darle vueltas a algo que mañana posiblemente será un problema. Y mi pensamiento creó una emoción: la preocupación, que alteró mi estado de ánimo.
Dejo que mis emociones negativas dirijan mi día:
Me enfado conmigo misma. ¡Otra vez ha ocurrido! He vuelto a dejar que una preocupación de algo que TODAVÍA no es real, marque mi día. Un mal día. Y lo peor es que no me ha aportado nada positivo, sino todo lo contrario. ¿Cómo puedo evitar que estas emociones negativas estropeen mi día?
Empieza mi diálogo interior:
- Ana, ¿De qué te ha servido estar preocupada? ¿Has solucionado algo? ¿Ha desaparecido el problema?
- Está claro que no.
- Entonces, puedes hacer algo para solucionar esto que te preocupa, para que no llegue mañana y tengas este problema encima de la mesa?
- Sí, claro que si. Lo puedo prever, lo puedo cambiar. Puedo trabajar para que mi situación cambie. Puedo empezar hoy el camino para que mi preocupación no se haga realidad mañana.
- Bien, bien, bien. Esto ya es distinto… ¿Qué vas a hacer? ¿Cuándo lo harás? ¿Qué necesitas para hacerlo?
Empiezo a pensar, le doy algo de forma. Mañana me sentaré un rato con un papel y un lápiz y analizaré cómo salir de esta situación. Es importante, es necesario. Es mi prioridad.
Mi mundo lo hago yo según mis sentimientos
Repaso mi día. ¿Qué hubiera sido diferente si hoy no me hubiera levantado con estas emociones negativas?
Se que mi cita hubiera fallado igual, pero yo hubiera aprovechado para realizar esa tarea importante a la que hace una semana que intento hacerle un hueco. Con mi hija no me hubiera enfadado, seguramente le hubiera sorprendido con alguna payasada que le hubiera alegrado y la situación hubiera cambiado. No hubiera ladrado a nadie, porque mi estado de ánimo hubiera sido alegre, positivo.
Mi día de mierda fue sólo mío. Es mi creación. Sólo yo puedo evitar que las preocupaciones estropeen mi día. Mi mundo lo hago yo, lo transformo yo, según las gafas que lleve puestas.
Sé que soy capaz de gestionar mis emociones, porque soy capaz de detener mi pensamiento negativo, de parar la bola que se forma cuando empiezo a darle vueltas de forma destructiva a un pensamiento que me inmoviliza. Sólo que a veces lo olvido. Me dejo llevar por hábitos del pasado. Y tengo que volver a recordar.
Respiro hondo. Camino mucho más tranquila. Mi pensamiento ha dejado de gritar, por fin se ha calmado. Sólo necesitaba que le hiciera un poco de caso, que le escuchara.
Mi emoción también es diferente.
Mi agobio y mi estrés no quieren quedarse conmigo para siempre. Mi emociones negativas no son tales, sólo necesitan asegurarse que veo el problema y que le voy a dar una solución Que tomo cartas en el asunto, que tomo las riendas.
Ahora volveré a casa, tranquila. Con una sonrisa. Y una enorme disculpa.
Mañana el día será mejor. Porque yo estaré mejor. Mis emociones negativas no me controlarán. Porque yo tengo el control, porque yo decido mi día.
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