6 PASOS PARA SUSTITUIR UN HÁBITO
Artículos anteriores tratan sobre la posibilidad de cambio que cada uno de nosotros puede ejercer a lo largo de su vida.
Vimos que no es necesario quedarnos en el «es que yo soy así» y tenemos la libertad de elegir cómo queremos ser en el futuro.
Y para realizar este cambio, uno de los mayores obstáculos con los que nos topamos son aquellos hábitos adquiridos, que nos limitan a la hora de actuar de forma diferente.
Es el caso, por ejemplo, de la persona que quiere ponerse en forma y adelgazar. No es suficiente con que un día se motive y se ponga a hacer dieta y deporte. Tampoco tendrá éxito por planificar un calendario o contratar un dietista que le haga un seguimiento de peso. Es necesario hacer algo más. Hay que conseguir cambiar el hábito. Y esto es lo difícil.
La RAE define hábito como:
Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.
Es decir, se trata de una respuesta inconsciente y automática que damos ante un estímulo conocido.
¿Cómo se origina un hábito?
El primer día que entras en un coche no hay forma de organizarse con todo al mismo tiempo porque cada una de las acciones tiene que evaluarse conscientemente.
El cerebro empieza a realizar conexiones neuronales y una acción seguida de otra establece la respuesta al estímulo. Si respondemos igual una y otra vez, la conexión se hace más y más fuerte.
Llega un momento en que dejamos de estar atentos porque nuestro cerebro ya sabe lo que tiene que hacer de manera inconsciente.
¿Para qué sirve un hábito?
Tener hábitos es imprescindible para nuestra supervivencia.
Si los hábitos no existieran nuestro cerebro tendría que estar prestando atención una y otra vez a las mismas acciones y no tendríamos tiempo para hacer nada nuevo. Nos agotaríamos.
Todos sabemos lo que cansa aprender algo nuevo, imaginaros si todos los días tuviéramos que volver a aprender a comer, vestirnos, desayunar, conducir, hablar…
¿Cómo cambiamos un hábito?
La forma más sencilla de cambiar un hábito es sustituirlo por uno nuevo. Conseguir que nuestra mente llegue a realizar de forma inconsciente una respuesta diferente ante el mismo estímulo.
6 pasos para sustituir un hábito
1. Sentir la necesidad del cambio y valorar sus beneficios.
Cambiar un hábito supone esfuerzo y debemos tener muy claro por qué va a merecer la pena. No sirve con que “te gustaría” cambiar o que “preferirías” que fuera diferente.
Es imprescindible sentir que es una necesidad dentro de ti modificar este comportamiento.
2. Concretar y simplificar el cambio.
No ser demasiado ambicioso. Tenemos una capacidad de concentración y de esfuerzo limitadas.
No quieras abarcar demasiado a la vez. Empieza con pequeños cambios.
Cuanto más concreta y detallada sea la alternativa mayores son sus posibilidades de éxito.
3. Ser conscientes.
Debo ser capaz de anticiparme a mi hábito adquirido y no dejar que sea éste quien responda.
Para ello es importante ser consciente de cuándo se va a presentar el estímulo que provoca el hábito porque en el momento en que deje de prestar atención consciente mi cerebro me llevará por el sendero conocido.
4. Repetir el nuevo hábito.
Una vez que ejecute una acción alternativa mi cerebro crea un nuevo camino neuronal de acciones y reacciones. Cuantas más veces repita esta nueva acción, más fuerte se hará este nuevo hábito y aumentarán las posibilidades de que en un futuro sea la opción elegida de forma inconsciente por mi cerebro.
5. No darse por vencido.
El hecho de volver a repetir el antiguo hábito no significa que hayas fracasado, sino que no debes bajar la guardia y necesitas prestarle mayor atención la siguiente vez que te enfrentes ante el mismo estímulo.
Recuerda que tu mejor baza para conseguirlo es repetirlo.
6. Revisar los comportamientos asociados.
Un hábito no es algo que permanece aislado. Seguramente puedes asociar el hábito a eliminar con:
- un estado de estrés
- una determinada persona
- una situación emocional o
- un entorno social.
Averigua qué factores ayudan a que se repita y aprende a eliminarlos dentro de tus posibilidades.
¡En marcha!
Ahora que sabemos por dónde empezar, es momento de ponernos en marcha. Piensa en todos esos objetivos que nos planteamos a lo largo de la vida.
¿Qué es eso que quieres, qué necesitas cambiar para estar mejor?
¿Qué quieres conseguir con ese cambio? Puede ser el principio de un hábito con los días contados.
2 comentarios Comente algo!
Concretar y simplificar¡¡ que básico parece esto, pero cuanto puede llegar a costar¡¡Cuando vas concretando pequeños objetivos vas teniendo más cerca las grandes metas
Desde luego Mara tienes toda la razón. Muchas veces una meta que parece inalcanzable se convierte en un objetivo realizable dividiéndolo en pequeños pasos. Lo importante es caminar en esa dirección, poco a poco.