AFRONTAR RETOS GRANDES, TE HACE GRANDE
¿Eres de lo que duermes por las noches ante el reto de mañana?
¿Alguna vez has mirado a tu pasado y te has preguntado cómo es posible que te afectara tanto tal o cuál cosa? A mí me pasa a menudo. Porque, aunque es verdad que no podemos evaluar con los conocimientos del presente las acciones pasadas, es curioso ver cómo cambia nuestra perspectiva con el tiempo.
Yo antes era de las que no dormían por la noche dándole vueltas al reto que debía afrontar el día siguiente.
Después, por la mañana, siempre me demostraba que mis pensamientos eran más negros que la realidad (te suena?). E, incluso en las pocas ocasiones en las que la realidad se volvía complicada, yo era capaz de sacar recursos para resolverlo.
Ahora, si quieres saberlo, hay noches que sigo sin dormir bien, así que en ese sentido poco puedo enseñar. Pero existen dos diferencias importantes en mi forma de afrontar retos:
- la primera diferencia es que no me pongo nerviosa con las mismas situaciones de antes, con aquellos problemas que ahora percibo tan lejanos y sin importancia. Hoy, las noches que no duermo bien es por retos nuevos, mayores, más intensos.
- la segunda diferencia es que he aprendido a aceptar que las situaciones nuevas me producen intranquilidad e inseguridad como parte inevitable de aprender y superarme, y ya no lo vivo mal ni me enfado conmigo misma por no conciliar el sueño.
Afrontar retos grandes, te hace grande
Y es que son los obstáculos a los que te enfrentas en la vida los que marcan en gran parte la persona que eres.
Cuando los obstáculos a los que miras son pequeños puedes tender a pensar que son más importantes de lo que en realidad son.
Cuando te enfrentas a un reto mayor y consigues superarlo, tu mirada cambia. Tu perspectiva aumenta. Y lo pequeño vuelve a su sitio.
Os pongo un ejemplo de como yo lo veo…
Ayer le enseñaba a mi padre a usar la cinta de correr. Al principio puse la cinta a velocidad muy baja, pero su zancada era muy pequeña e iba agobiado. Al aumentar la velocidad mi padre caminaba a la misma velocidad, con el mismo agobio, pero con zancadas mayores. Fue al bajar la velocidad de la cinta cuando por fin consiguió andar con una zancada adecuada a un paso moderado. En ese momento pudo levantar la cabeza y decir «así si se va bien».
Caminamos en la vida como en una cinta
Así nos pasa en la vida. Caminamos con nuestros retos pensando que son grandes problemas. Nos quitan el sueño, les damos más y más vueltas. Lo ponemos en el centro de nuestras vidas.
Luego ampliamos la perspectiva, bien porque nos forzamos a seguir adelante con nuevos retos personales, bien porque nuestra vida cambia sin haberlo elegido y nos sitúa en una situación de prueba.
Y, en esos momentos, seguimos caminando agobiados, es verdad. Pero, sin darnos cuenta, nuestra zancada se ha ampliado y una vez pasado el reto, el esfuerzo disminuye. Y, esto es lo importante, aunque volvamos a la situación anterior ya no lo percibimos igual, porque enfrentarnos con retos grandes nos hace grandes. Porque ahora nos sabemos capaces de ir más lejos, más forzados.
Porque aunque sea el mismo camino que antes, lo percibimos como un camino distinto.
¿Cómo me pongo en marcha?
Cambia, afronta retos, esfuérzate en ampliar la zancada. Porque cuanto más grande sea el obstáculo que te pongas, mayor será tu capacidad de afrontarlo.
Pero atención: no se trata de ser una kamikaze y aumentar la velocidad de la cinta a 8Km/h, si a 5Km/h ya estás agobiado. Se trata de ir subiendo poco a poco, pero sin pausa. De superar retos, de no dejarte estar en tu zona de confort, donde mes tras mes y año tras año estarás agobiado por las mismas cosas que no te dejarán dormir por las noches.
¿Quieres saber cómo? Puedes empezar por hacer una lista de cosas que te gustaría hacer pero nunca has hecho. Define un plan de acción. Sal de tu zona de confort.
Y, si de verdad te apetece intentarlo pero no sabes cómo hacerlo o piensas que esto no es para ti, contáctame y veremos cómo te puedo ayudar!
Una manera de intentarlo es ponerte un reto diario, o semanal o mensual:
- Conoce gente nueva
- haz cosas solo/a
- aprende algo diferente
- sube a un escenario
- mantén esa conversación que estás evitando,
- haz un viaje diferente
- Vuela en parapente…
Elige en función de tu bagaje personal, y atreveté a intentarlo! Aumenta la velocidad de tu cinta de correr y haz que sean cosas nuevas, retos ambiciosos, los que te quiten el sueño esta noche.
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