8 REFLEXIONES PARA EDUCAR CUANDO TIENES HIJOS

Coaching para padres y madresReflexiones para educar desde el papel de los padres

Hace unos días tuve el placer de ser invitada por Aula2 en Pamplona, a impartir una conferencia a un grupo de padres y madres sobre comunicación y conexión con sus hijos, y lo primero que quiero hacer hoy es agradecerles la confianza en mí para esta difícil tarea.

Difícil, porque pocas cosas hay más viscerales que la educación de nuestros hijos. Partimos de la premisa de que todos lo padres hacemos lo que mejor sabemos y lo que creemos que es beneficioso para ellos.

En este artículo quiero apuntar alguna de las reflexiones para educar que surgieron en la charla y en otras charlas similares anteriores, para todos los que seguís este blog. Deciros que aunque está enfocada en los hijos, estas reflexiones sirven para cualquier relación.

1.- Ser bueno resolviendo dificultades

La primera reflexión que me viene a la cabeza es darnos cuenta de todos los aspectos que tienen lugar en la educación. Lo cierto es que la buena noticia es que habitualmente tu forma de actuar tiene resultados positivos y resuelve las dificultades del día a día.

Actuamos muchas veces con el piloto automático puesto, con nuestra forma habitual de hacer las cosas, y normalmente, obtenemos los resultados esperados. Otras veces ocurre que sin ser exactamente el resultado esperado, es lo suficientemente bueno para seguir adelante sin cambiar.

Y alguna vez sucede que lo que hacemos no ayuda a resolver una situación y entonces tenemos dos opciones por delante: seguir haciendo lo mismo una y otra vez esperando que nuestro hijo cambie, o darle la vuelta e intentar otra cosa.

2.- Identificar otras opciones

Una de las pegas que más a menudo aparece en estas charlas es la dificultad para encontrar alternativas a lo que hacemos sistemáticamente.

«Sólo puedo hacer dos cosas: o le quito el móvil y tenemos bronca o dejo que haga lo que quiera»

Somos personas de costumbres y tendemos a pensar que no hay más soluciones que las que están delante nuestra. Y, sin embargo, las opciones posibles son muchas, tantas como grande sea nuestra imaginación.

coaching padres y madresDe hecho, sin ir más lejos, otros padres y madres presentes en la misma charla resuelven de forma diferente el mismo problema. Entonces, y aquí viene la segunda reflexión para educar, es que realmente no hay más opciones o es que no nos planteamos poner en práctica más opciones?

Una de las razones de ser del coaching es justamente esa: encontrar opciones a lo que hacemos ahora para conseguir otros resultados. Pero no cualquier opción, no lo que le sirva a tu vecino o a tu hermana. Lo fundamental es que sea una opción que esté alineada contigo y también con tu hijo. Que sirva para vuestra situación, que de respuesta a vuestra relación.

3.- Ser la persona más flexible del sistema

«Yo no tengo por qué cambiar. Es mi hija la que no atiende a razones»

Podemos esperar a que nuestros hijos cambien. O nuestro jefe. O nuestra pareja. O la sociedad,… Lo que ocurre es que cuando lo que está pasando en tu vida y en tu relación con tu hijo o hija no es positivo para ninguno, pensar en cambiar tu forma de afrontarlo también debería ser una opción a valorar. Liderar el cambio no te convierte en el eslabón débil de la familia. Al contrario, la persona que es capaz de flexibilizar su comportamiento en mayor medida, es la que más poder tiene sobre cualquier situación.

«Siempre cedo yo».

Cuando la situación se convierte en una lucha de poder (quién gana y quién cede) podemos perder el objetivo real de la educación, que puede ser que nuestro hijo sea más responsable, que aprenda a escuchar, que haga sus tareas,… A veces la solución viene de la mano de cambiar el foco del problema, de centrarnos en lo que queremos conseguir en vez de en lo que podemos perder.

4.- Tener claro mi objetivo educativo

Esta es una pregunta muy interesante cuando reflexionamos sobre la educación de nuestros hijos. En los procesos de coaching familiar suelo trabajar en una sesión con la herramienta de los valores. Indagamos en cuáles son los valores más importantes en tus relaciones familiares y analizamos uno por uno en qué comportamientos diarios pones en práctica estos valores.

Por ejemplo, si uno de tus valores prioritarios es fomentar en ellos el espíritu crítico, planteamos de qué forma les invitas a pensar de otra forma, a defender su postura, a plantear argumentos fundados,… ¿O es que acaso quieres que tu hijo tenga espíritu crítico fuera, pero en casa prefieres que se comporte de forma dócil y obediente?

Piensa en los valores a largo plazo que te gustaría fomentar en tus hijos. Teniéndolos en mente, cambia algo tu perspectiva sobre alguna dificultad que tengas en este momento en la familia?

5.- Centrarse en lo que si funciona

Otra reflexión para educar que a mi me gusta plantear es la de la importancia que das cada día a lo que funciona y lo que no. Tenemos tendencia a detectar lo que no está funcionando porque llama poderosamente nuestra atención y al centramos en ello, al darle vueltas, al preocuparnos, podemos llegar al punto en el que lo convertimos en parte importante de nuestra convivencia, dándole una importancia mayor de la que realmente tiene.

6.- Poner la energía en la solución y no en la preocupación

Me gusta que las personas que asisten a mis charlas se lleven una reflexión por escrito. En este caso plantee que identificaran la mayor dificultad que tienen en este momento con sus hijos y entre otras preguntas estaba la siguiente: «¿Cuánto tiempo estás dedicando a solucionarlo?. No ha darle vueltas al problema, si no a hacer algo concreto».

Y una vez más, repetidamente, compruebo que casi nadie pone el tiempo y la energía en poner soluciones. Nos quedamos bloqueados en la queja y en la preocupación. Y esta es otra razón para confiar en un proceso de coaching, que te enfoca a la acción y el compromiso con el cambio.

7.- La primera norma para que te escuchen es…

…¡Escuchar!

Hay muchas maneras de mejorar tu escucha. En este artículo tengo alguna, pero lo principal para que tus hijos te escuchen es que ellos se sientan escuchados. Y sentirse escuchados es mucho más que estar atentos mientras te cuentan lo que les pasa. También tiene que ver con que se sientan acogidos y aceptados, con que sientan que les importa lo que te cuentan, aunque no lo compartas.

El mayor problema de nuestra comunicación es que no escuchamos para entender sino para contestar.

«Es que mi hijo nunca me cuenta nada»

«¿Nunca? ¿De verdad?» «Bueno, a veces sí. Me cuenta historias pero son de mentira, ya se que se las inventa…» «Y tu qué haces, cuando te cuenta estas historias inventadas?» «Le digo que se calle, que es un mentiroso y que me deje en paz». (Conversación real con una madre de un hijo de 5 años…).

8.- Y después de escuchar, hablar de forma asertiva

Sobre la asertividad se ha hablado mucho, yo también he escrito algo en este blog. En definitiva es ser capaz de expresar lo que quieres y defender tu postura sin ser agresivo, pero sin dejarte en un segundo plano.

Tener capacidad asertiva es muy importante en las relaciones puesto que la comunicación es acción y reacción. Cuanto mas seamos de una determinada manera, más fácil es que la persona que tengamos delante actúe en consecuencia.

Si, por ejemplo, tu comunicas de forma agresiva y tu hijo se comporta igual, estallaréis a menudo en discusiones. Pero si tiende a tener una comunicación más pasiva, tenderá a callar y obedecer, lo que aparentemente será positivo, pero que podría afectar a su autoestima al sentir que lo que piensa o quiere no es importante para tí.

Sin embargo la persona que tiende a comunicar de forma asertiva tiene la facultad de favorecer la asertividad de los que le rodean, reduciendo la polarización de agresividad y sumisión y consiguiendo relaciones satisfactorias para todos las personas que le rodean.

Y aquí viene la última reflexión para educar de este post (aunque puede haber muchas otras) ¿Cuál es tu forma habitual de comunicarte con tus hijos? ¿Favoreces una comunicación asertiva? ¿Podrías hacer algo diferente en este aspecto?

Conclusión

Hay muchos factores a tener en cuenta para tener una buena comunicación y conectar con nuestros hijos e hijas. No todos son controlables por los padres. No todos van a tener solución, y mucha veces la respuesta más adecuada es la de la aceptación (de esto trataré en otro post), pero dentro de nuestras posibilidades un primer paso es plantearnos ciertas formas de hacer las cosas de forma automática y que son susceptibles de cambio.

Entre ellas algunas reflexiones que podemos plantearnos a la hora de educar pueden ser:

  • Identificar los valores para saber cuáles son mis objetivos educativos a largo plazo
  • Dar coherencia a mi comportamiento con los objetivos a largo
  • Tener el objetivo en mente
  • Flexibilizar nuestra postura
  • Enfocarnos en lo que si funciona
  • Encontrar opciones personales alineadas contigo y tus hijos
  • Poner la energía y el tiempo en la solución y no en darle una y otra vez las mismas vueltas al problema.
  • Escuchar antes de querer ser escuchados
  • Tener una comunicación lo más asertiva posible

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