¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI QUESO?
Diferente actitud ante la misma realidad: proactivo o reactivo
Ayer me sorprendía a mi misma. Ocurrió que contaba con un contrato y en el momento de llegar la fecha me encontré que no estaba lo suficientemente cerrado y me quedé sin contrato y sin plan B. No es algo que me suela suceder, porque de un tiempo a esta parte me considero bastante proactiva e intento adelantarme a las situaciones que se generan en mi vida. Así que me enfadé con mi poca vista. Ya he vuelto a las andadas, pensé. Porque antes de esta etapa proactiva de mi vida yo era bastante más reactiva, vamos que actuaba según los acontecimientos me sucedían, como si no pudiera preverlos…
La cosa es que me acordé de este libro «Quién se ha llevado mi queso» que si no habéis leído os recomiendo hacerlo para reflexionar sobre cómo actuas ante lo que te pasa.
Quién se ha llevado mi queso
Es una historia de fácil y rápida lectura, que narra cómo respondemos de formas muy diferentes ante un mismo acontecimiento. En este caso un cambio en la fuente de alimentación (necesidad vital) te invita a plantearte qué postura tomarías tu y cuáles son las ventajas e inconvenientes de actuar de forma diferente.
«Los hombres no se perturban por las cosas, sino por la opinión que tienen de éstas». Epicteto
Los proactivos:
Eres proactivo si antes de que el cambio suceda ya estás preparado para afrontarlo. Estudias el mercado y las diferentes opciones, hueles las posibles crisis antes de que estallen y tienes las oportunidades de mejora estudiadas para el momento en que se presenten. Tienes visión, eres estratega, vas un paso por delante del resto.
Los adaptables:
Eres adaptable si respondes a los cambios de forma rápida. Es cierto que no tienes un plan B preparado de antemano como el proactivo, pero no te duermes en los laureles. Para ti un cambio en la causa, tiene un cambio en el efecto. Eres flexible para modificar tu conductas y tu forma de actuar tradicional.
Los resistentes al cambio:
Estás dentro de este grupo si te ocurre que simplemente no aceptas el cambio de situación. Es algo que no has provocado y, por lo tanto, te consideras víctimas de una situación causada externamente.
Sentirte «víctima» es una posición peligrosa. Sobre todo porque no consideras que sea tu responsabilidad realizar el cambio necesario, sino de aquel que lo haya generado (tu pareja, la sociedad, la crisis…).
El problema es que si no te sientes responsable no harás nada por cambiar la situación, lo que en muchos casos no soluciona nada, sino que empeora el resultado.
¿Y tu, donde estás?
Ahora cambia el queso por eso que te importa a ti: una relación, un trabajo,… ¿Cómo te comportas?
Tal vez seas de los que siempre tienes preparado un plan B, incluso un C, por si el escenario cambia, o de los que no te planteas el futuro, pero resurges como el ave fénix.
O tal vez eres de los que esperas que los demás te den las soluciones, de los que opinas que el mercado laboral está tan mal que ni te vas a esforzar en intentarlo, o de los que creen que cuando esa persona con la que has discutido se disculpe, entonces te moverás…
Pienso que todos deberíamos preguntarnos cómo actuamos ante lo que nos sucede, pero, por encima de ello, y sobretodo, qué ganamos con ello.
Y qué perdemos.
Porque esta reflexión te ayudará a tomar decisiones. A ser proactivo y empezar a prever y planificar. A salir de tu rol de victima que tanto daño te hace.
El cambio es posible. Yo lo hice. Y aunque a veces me pille con el pie cambiado, intento que no sea la tónica habitual de mi vida.
Así que si quieres modificar como te enfrentas a lo que te sucede. Cambia tus gafas.
1 comentario Comente algo!
Creo que yo nunca me opongo al cambio, estoy la mayoria de la veces en la zona intermedia¡