El agradecimiento es un acto muy poderoso.

Pasamos por la vida muchas veces con la queja en los labios, protestando por todo aquello que no nos ha salido como queríamos, o que no tenemos o no somos.

Y nos perdemos todas las cosas que cada día, cada minuto recibimos.

Agradecer es un hábitos diario que he incorporado a mi vida con la entrada del año.

Todos los días al levantarme me tomo 5 minutos, solamente 5, para ser consciente de parte de lo mucho que tengo y que soy, y dar gracias por ello.

Y, al hacerlo, lo que yo noto (pero esto es personal, no universal) es un sentimiento de tranquilidad como si las cosas perdieran en parte su importancia, como si no hubiera tanta prisa por lo que queda del día.

¿Qué puedes agradecer?

¿Alguna vez te has parado a pensar en todas las cosas que puede agradecer?

• Tu cuerpo, esa maravillosa obra de arte que te permite estar leyendo esto, pasear, ver, sentir, escuchar, respirar, que te permite vivir.
• La gente que te rodea, tu familia, tu pareja, tus hijos, tus amigos, los de ahora y los que se quedaron en el camino, todas las personas que en algún momento se han cruzado contigo y te han ayudado, apoyado, que te han sonreído, o te han hecho reír.
• Tu inteligencia, tu consciencia que te permite ser cada día quien tu quieres ser, que te permite reinventarte si así lo deseas, o seguir igual si es tu elección.
• La naturaleza, los árboles, las montañas, las flores, el cielo y las estrellas.
• El tiempo que vivimos, la libertad, el no pasar miedo al salir a la calle, que nuestros hijos jueguen sin miedo a una bomba, un fusil, un secuestro, una guerra…

Y si, es cierto, a veces la vida te sonríe y a veces te da la espalda. Y no siempre es tan sencillo hacer una ejercicio de agradecimiento si se está pasando un mal momento.

Como siempre es una elección personal.

Puedes levantarte cada día pensando en la moneda que te falta para llegar a la 100, o puedes actuar para conseguirla sin perder de vista disfrutar de las otras 99!